lunes, 28 de diciembre de 2009

La inversión privada y pública versus el patrimonio arqueológico del Perú , por: Luis Rodolfo Monteverde Sotil

Este domingo 27 de diciembre, el diario peruano El Comercio (Sección A, pag. 16)
http://e.elcomercio.pe/101/impresa/pdf/2009/12/27/ECRE271209a16.pdf publicó un artículo sobre un nuevo y lamentable atentado contra el patrimonio arqueológico rupestre del Perú. Nos referimos a los geoglifos de la ciudad iqueña de Palpa. Esta vez, y como se ha vuelto recurrente en los últimos años, los incidentes fueron ocasionados por una empresa constructora denominada Consorcio Palpa, que por encargo de la Municipalidad provincial de Palpa comenzó ha realizar sus trabajos hace unas semanas; utilizando como zona de desmonte el área arqueológica de Sacramento (distrito de Llipata), produciendo como resultado un irreparable daño a un geoglifo de forma geométrica (trapezoidal). La denuncia ha sido realizada por el arqueólogo Johny Isla, Director del Proyecto de Investigación Arqueólógica Palpa-Nazca.

En un artículo anteriormente publicado en la revista Somos de El Comercio, un periodista peruano escribió en su columna sobre el patrimonio arqueológico del Perú: "...en el Perú es mejor pedir disculpas que pedir permiso...". Pues no se equivoca del todo, ya que no solo la inversión privada, la que podría ser considerada el enemigo número uno de la protección del patrimonio, sino también la inversión pública son las que más daño descarado hacen al patrimonio arqueológico del Perú. Ejemplos varios, llenaríamos numerosas páginas, solo por mencionar algunos el del Cuzco con la construcción de hotel Marriot; el de la construcción de una obra pública que destruyó parte del camino inca de Huanuco Pampa; la construcción de vias, byepasses, puentes, etc. en Lima metropolitana por parte de la Municipalidad limeña, etc. Empresas y organismos que hacen y deshacen lo que se les antoja, sin respetar el patrimonio de todos los peruanos, y que al momento de salir a la luz pública los daños,
una simple disculpas basta para que todo se olvide, a un mínimo costo económico que la empresa, pública o privada, puede costear.

Y esto no está sucediendo en zonas alejadas, desconocida o que el INC quiere desconocer, sino que está pasando en nuestras propias narices, afectando a los pocos proyectos de investigación arqueológica del país (el de Palpa-Nasca y el de Huánuco Pampa, sólo por mencionar un par de ellos). Ahora bien, así como algunos arqueólogos protestamos contra los últimos proyectos de ley estatal o contra la política estatal en lo que respecta al manejo de los sitios arqueológicos del pais; tambien los arqueólogos debemos ser concientes, responsables y éticos en los que respecta a los trabajos que se efectuen durante las evaluaciones o superviciones arqueológicas. Nuevamente hacemos de conocimiento público la denuncia de destrucción de un patrimonio rupestre del Perú, específicamente de la zona de Nasca. Por último queremos decir que el patrimonio arqueológico no es un bien renovable.... y que está desapareciendo, lamentablemente, día a día.